lunes, 7 de junio de 2021

Material de archivo, exposición de fotografías por Alejandro Lamas, para ver en la página del CC Roberto Fontanarrosa

 



 

every head he had the pleasure to know

 

"En Penny Lane hay un peluquero que expone fotografías/ de cada cabeza que tuvo el gusto de conocer. / Y toda la gente que viene y va/ se detiene y saluda”.

https://www.youtube.com/watch?v=S-rB0pHI9fU

Aprendí inglés cantando esta canción de los Beatles, cuya primera estrofa parece haber sido escrita a propósito para el descabellado proyecto cultural-peluqueril que peina, colorea y recorta este equipo dirigido por el DT Pablo Bigliardi. Y al cual me sumo hoy en calidad de colorista. Empiezo con lo básico: blanco, negro y gris ceniza. A peinar canas nostálgicas, entonces. Que se vean nomás esas raíces…

El vértigo y la ternura del Material de Archivo que el fotógrafo Alejandro Lamas comparte a través del sitio web del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa (una galería de copias digitales de fotos analógicas para mirar en casa) retoma en versión virtual y expandida aquella antigua costumbre de revolver la caja de cartón (de zapatos, de camisas, de lo que fuese) donde una familia atesoraba las huellas en blanco y negro de las miradas, los rostros y los lugares de sus ancestros. Al hacer clic en:

http://ccrf.gob.ar/cartelera/material-de-archivo/

 empieza la función, el desplegarse de una exposición de fotografía cuyo recorrido no exige el movimiento del cuerpo, sino el viaje sedentario en el tiempo a través de la memoria.

En una entrevista a Paul McCartney por Stephen Colbert [2’:10”], el entrevistador le muestra al ex beatle una foto del dúo Lennon-McCartney componiendo. Paul no recuerda qué canción era y hasta confiesa que llegó a dudar (en pleno escándalo mediático sobre la separación de los Beatles en 1970) de si alguna vez John Lennon y él habían sido amigos. La experiencia que la foto registra es un punto ciego en su subjetividad. "Pero vi esta foto y dije: 'sí. Fuimos amigos'". La foto valida su amistad, la salva del olvido. Hace lo que la memoria por sí sola no hubiera podido hacer sin el otro.

Entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=sPBTn746v4I

La anécdota revela un modo de funcionamiento del combo archivo fotográfico-memoria que es el mismo que activa Lamas aquí. Álbum no-familiar en tres ciudades (Buenos Aires, Rosario y Madrid), este "Material de Archivo" recorre un repertorio de lugares, costumbres y personajes captados casi en el instante antes de su desaparición. El "esto ha sido" es asido. Es registrado, es documentado, pero no aún para el museo de las sucesivas generaciones sino para el público que lo conoció, vio, recuerda, comprende su sentido. El presente de la muestra se sitúa en el momento histórico privilegiado en que todavía viven los ojos que vieron a Cachilo, a Jorge Riestra, a Alfredo Zitarrosa, a Jean-François Casanovas bajo su personificación escénica en “Caviar” o al Negro Fontanarrosa, por nombrar a algunos de los retratados. También están el transeúnte anónimo, o el predicador de plaza, en fotos furtivas que hoy no sería posible publicar sin que sus protagonistas se reconocieran en las redes.

 


Quienes osaban andar por las calles mudas de la Rosario de la dictadura, se encontraban con la elocuencia del único inimputable que grafiteaba las paredes en el espacio público: Cachilo, un vagabundo de barbas desgreñadas que vivía en la calle y recibió el epíteto épico de "el poeta de los muros". Aquellos versos rimados de extraña lógica eran repetidos en las conversaciones de antes, mientras el tiempo iba borrando aquellas palabras escritas con tiza; pero siguen ahí, en las fotos que sacó Lamas, cuyo apellido en galego significa "huella", como dijo el ensayista fotográfico en una entrevista para Rosario/12:

https://www.pagina12.com.ar/205148-de-fotografias-y-otras- fantasmagorias

"Instant-táneas de la calle", diría en otra canción Fito Páez, que aparece jovencísimo y entusiasta junto a su piano. Tan joven como un Miguel Roig de rulos oscuros, cuyas orejas tapadas por aquel icónico cabello setentoso escuchan con unción al escritor Jorge Riestra, en uno de aquellos bares rosarinos que ya no existen, o de los que hoy sólo resta una carcasa modernizada sin alma... pero que viven en la foto, y que también resisten en las novelas de Jorge Riestra, como Salón de billares o El taco de ébano


Alejandro Lamas nació en 1954 en Buenos Aires, desde donde vino a Rosario, ciudad en la que ha vuelto a radicarse luego de vivir varios años en Madrid. Es autor desde los años '80 de ensayos fotográficos que exploran el espacio urbano, publicados en revistas y diarios rosarinos que ya no existen (o que sí existen, como Barullo), o reunidos en el libro La otra ciudad. Expuso en Argentina y en España. Entre sus exposiciones locales se cuentan Apuntes de Rosario (1987, CC Bernardino Rivadavia, actualmente Centro Cultural Fontanarrosa), Otro cielo (2017, Rivoire, Pasaje Pan) y Fantasmas de película en papel (2019, CC Cine Lumiére).

La actual exposición hace serie con esa del cine Lumiére, también en blanco y negro, donde también Lamas ponía en imágenes la ficción imposible de fotografiar el pasado. O de fotografiar en pasado, como quien dice “narrar en pasado”. Lamas tiene otra vertiente de fotos en color, que tienden hacia la abstracción, como las que expuso en Rivoire. En este Archivo (excepto por la foto color de un cine, el Lumiére, un guiño a su muestra anterior) sólo se verá blanco y negro, que por convención cinematográfica es la monocromía de los recuerdos.

Aún viven quienes atesoran en la mítica caja familiar aquellas fotos que tomaban en las plazas de Rosario los fotógrafos callejeros con su cámara de cajón montada sobre un trípode, a algunos de los cuales Lamas retrata en una serie de cazadores cazados, que pega sobre la imagen fotográfica de una vieja cámara de cajón. Esta acción de montaje los sitúa en el mismo lugar de la galería de retratos trashumante que ellos llevaban allí para lucir su oficio, como el barbero de la letra de McCartney arriba citada… ¡tan parecido al DT Bigliardi de hoy! Y lo que desfila en esta galería de fotos por Alejandro Lamas es la canción Penny Lane de toda una generación. 

En estos días de soledad globalizada, hace mucho bien volver a ver gente y lugares, amados y perdidos, que por años estuvieron en boca de todos en aquellas largas charlas sin límite de tiempo que aún no se llamaban presenciales, creadoras del recuerdo colectivo que da identidad a la cultura local; pero ver pasar estas fotos es más aún que un ejercicio de nostalgia documentalista. Es la experiencia estética de la melancolía, mediada no sólo por la técnica de la fotografía sino por el procedimiento del montaje, que Lamas usa para complejizar sus constelaciones de imágenes. El papel rasgado de la copia, vuelto a fotografiar y a copiar, inscribe la actualidad de un gesto manual en el cuerpo de eso que ya no es sólo un documento de lo que se ha visto, sino un registro performático de lo que se ha hecho. El desgarro elige, como la memoria. O va desmechando y recorta, como un buen peluquero: selecciona, da forma, deja mechones o puntas afuera… y también vale por sí mismo como expresión del patetismo implícito en capturar aquel "aún". 

 

Escribió para Cuidamos tu cabello peluquería & libros, la colorista Beatriz Vignoli


 

 

viernes, 4 de junio de 2021

FLOR DE BÚNKER

 


Reseña Nº 16 para "Flor de Búnker" Polifonía Literaria

Me pregunto si el silencio de las tumbas será tan ensordecedor como el estar vivos y aislados (1)


"Toda casa

es un lugar de paso,

en cualquier retrospectiva

no habrá sido más

que un resguardo

ante la existencia"

Georgina Rivolla

 

La semana del 20 de marzo de 2020, Celi Racca se encontraba en su pueblo natal (alguno de la llanura santafesina, para no precisar coordenadas que nos alejen de lo literario) y la atrapó la cuarentena. La noticia la paralizó, pero también la incitó a cavar trinchera: la escritura. "Escribir para resistir" se dijo, y lanzó por redes sociales una propuesta llamada "la escritura como barbijo": convocaba abiertamente a todxs aquellxs que tuvieran ganas de  participar de una experiencia colectiva. Llegaron a ser 44 personas de todo el país (Rosario, Córdoba, San Juan...). Se trataba de garabatear a partir de las ganas y de algunos disparadores; posterior a la escritura se hacían devoluciones circulares, todo a través de una google classroom.  La premisa inicial fue "escribir el encierro", saliendo del formato "diario" o "bitácora", para poder registrar el asombro y la angustia frente a la nueva situación pandémica.

De aquella cifra inicial quedaron 13 , que son quienes participan de esta antología desesperada, producto de un proceso duró cerca de dos meses.

Cuando los escritos fueron pareciéndose a un libro, el grupo se organizó para publicar el resultado. Los textos agrupados sirvieron para fundar un sello y una productora cultural.



Dice Laura Rossi en la contratapa: "El encierro, la percepción del tiempo, las nuevas rutinas a las que nos aferramos para apuntalar la ilusión de que un día, la amenaza del virus habrá acabado; la tristeza, la memoria histórica que emerge como recordatorio de otra pesadilla - y las pesadillas, que se vuelven cajas chinas que se tragan unas a otras ad infinitum. La cotidianidad iluminada por la escritura y la irrupción de la ficción, a pesar de todo, se convierten en bastiones desde los que algo puede construirse en medio del cataclismo." Eso es - o puede ser- "Flor de búnker": un bastión que nos ampare. 

Si bien está dividido en tres partes - una decisión curatorial- el libro es un dispositivo patchwork: un montaje de fragmentos textuales, dispares y danzantes, que atraviesan las clasificaciones para abandonarlas. Aquí el objetivo es sobrevivir. "En tiempos de aislamiento, el reparo fue la palabra" proclama Moli Luna en el Prólogo a la antología.

Las páginas se van llenando de preguntas: "¿Duele el silencio, o duele todo lo que seguimos haciendo para que siga existiendo?". De fobias: "Van veinte días de persianas bajas y oscuridad. De esconderme durante horas bajo el acolchado de mi cama. De despertar de golpe por las noches temiendo que llegue. De no abrazar a nadie por miedo a que me contagien". Y de desvaríos: "Hace tres semanas que es lunes". Las páginas se tuercen y se pliegan hasta volverse laberinto, pero aquí perderse será estar a resguardo.

"Hoy decidí que hay futuro" dice el/la/le Agente IR13 en una de las ficciones que habitan estas páginas. Tal vez esa fe vuelta certeza haya sido el cimiento desde el que se eleva esta escritura polifónica.


Reseña para cuidamos tu cabello peluquería & libros a cargo de la brushinista Nadia Isasa

 

"Flor de búnker" se consigue en Librería Sudestada Rosario: 


 IG: @librerasudestadarosario
WEB: libreriasudestadarosario.empretienda.com.ar
(1) Fragmento del texto "Aislada" que integra la antología

También podés descargar el PDF en: https://linktr.ee/aresa.producciones


Poesía- Narrativa



Autorxs:


- Daiana Wuerich
- Javier Gómez
- Perla Sequeira
- Victoria Flores
- Elena Díaz
- Georgina Rivolta
- Stella Maris Juarez
- Melisa Di Plásido
- Matías Noccelli
- Agustina Díaz González
- Maxy Meléndez
- Natalia Llora
- Celina Racca


Fotografía y diseño de tapa:

Georgina Rivolta

 Edición y coordinación:
Celina Racca. Aresa Producciones

@celiracca  

@aresa.producciones

 76 páginas

 

 

 

 

viernes, 30 de abril de 2021

LLAMADA PERDIDA


Por Pablo Bigliardi

A finales de marzo de 2021, sonó mi teléfono personal, número desconocido pero de característica rosarina. Atendí pese a la desconfianza. Es de uso familiar, amigos y muchos escritores, de hecho tiene un tremendo aviso en información personal en donde les pido que no me hablen de peluquería que ya bastante tengo con diez horas diarias. 

Hola, ¿con quién hablo? del otro lado. Con un peluquero. Ah, ¿y por qué tengo tu número de teléfono? Yo quiero hablar con mi hija. No sé maestro, contesto. Pero por algo tengo que tener este número de teléfono, soy Daniel Briguet, ¿me conocés? Por supuesto que te conozco, loco. ¿Entonces por qué estamos hablando? Yo quiero hablar con mi hija y marqué este número, lo tengo agendado. Sabrá Dios maestro, no tengo ni idea. ¿Pero vos quién sos? Un peluquero… Ya me lo dijiste. ¿Nos conocemos de algún lado? Por algo tengo este número, repitió. Estuve a punto de ser alumno tuyo en la Facultad, pero me fui antes. ¿En qué año? En 1991, contesté. Pero en esa época no existían ni los celulares. Esto es ahora, yo tengo registrado tu número por algo y vos me decís que sos un peluquero. 

Nada más intrascendente que un peluquero y una conversación que no tenía asidero. Siguieron algunas incongruencias más. Entendió que yo lo conocía bien por la forma en que continuamos la charla, pero estaba contrariado por el asunto de la mezcla de teléfonos, ¿quién le habrá pasado mi teléfono a Briguet? Sabrá Dios. Jamás podremos encontrarnos para desentrañarlo.

Daniel Briguet, escritor y periodista, murió el 12 de abril. Descolló como actor en una de las mejores películas argentinas, “El asadito”. Me fui de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales cuando faltaban meses para que yo pudiera ser su alumno.


Nuestro homenaje desde la biblioteca peluqueril. Su libro "Prohibir la noche", editado por HomoSapiens Ediciones, queda a disposición de los lectores que quieran venir a leerlo a Daniel.








viernes, 9 de abril de 2021

LA ÚLTIMA RUBIA NATURAL DE FONDO

 


Reseña Nº 15, sobre el libro de poesía Te quiero abrazar mucho, de Lila Siegrist

 El río Paraná es un 6/34, un rubio oscuro dorado cobrizo. Sus toneladas de arrastre de agua y barro que pasan por Misiones para darle el tono cobrizo, surcan los ecos de un Litoral crudo y húmedo que llega hasta Rosario en un dorado suave. Tonos que sobre una cabellera pueden ondular en colores dorados o igualar al río. Si uno se sienta en la ribera del Parque de España, desde los sonidos del oleaje podrían leerse (u oírse) las estrofas de Te quiero abrazar mucho, último libro de poemas de Lila Siegrist, cuyo arrastre de agua llega hasta Buenos Aires, en donde vivió mientras escribía el libro.


Lila cuenta con un color natural de cabello cercano al 6/34, como si llevara al río flameando en su cabeza. Durante el invierno los adorna con reflejos dorados (como un dorado y no para pescar) a la altura del 9/3, un rubio extra claro que en el verano no le haría falta continuar porque como suele pasar en las rubias que mayormente cuentan con un 6/0 natural de fondo de color, el sol tropical les levantará el tono a la altura de un ocho o nueve.


El río no pierde la intensidad de la nostalgia que pueda producir con su paso. Pese a todo, continúa su movimiento y la autora va dejando el recuerdo en el registro de cada verso como el paso del agua. Todos aquellos lugares a los que en la frecuencia de los días les echaba un vistazo breve, la retina de la memoria intenta atraparlos para que se queden y se alarguen en el tiempo. No habrá un solo poema que se salve de una breve remembranza hacia Rosario, o del río en la acción detenida de una estrofa. Porque la poesía de Lila detiene las imágenes del río para procesarlas en una constante relectura. Por ejemplo, en el poema Corriente adversa: “Arcillas grises y verdes oscuras, plásticas / abundantes manchas anaranjadas de limonita”, se puede ver al verdadero 6/34 en este último verso. La siguiente estrofa: … “Un río no es una antología, una retrospectiva / es un lugar en el que no aparezco. / Pido otra ciudad” … O en el poema Me visitan extranjeros a la sombra, continúa el juego del color: “¿Tierra? / Arena. / Me incendian por rubia”. (al respecto de su cabello que se enciende y resplandece con el sol) … / “Un surubí duerme en mi plato. / Tierra-arena. / Entre los dedos sucede esto. / Colonias recreas, de uno, dos o tres kilómetros. / Marcha serena. / Mirar distancias playas, muy playas. / Bañado raso, hasta cortar la barranca, / y no es costa” …

Desde el poema Congregacional, se puede sentir la angustia por el lugar de origen cuando las inevitables lágrimas fluyeron al ver que su terruño estaba siendo incendiado por manos bursátiles que tiraban los fósforos desde un avión mientras iban contando las hectáreas: “Sombras elongadas agitan mi estadía / he inventado mi autorretrato; y ahí estoy, en las llamas de la isla, / cargándome un monte completo, sucesivo de aguaribayes. / Los carboneros apiñados ahúman la isla, / las llamaradas vencen el agua y secan la tierra…”

Pero Lila continúa con su nostalgia ante la contemporaneidad de los ochentosos. En el poema Autobiografía del espacio, ubicándonos en 1984, veremos con el ojo de lo que fue, qué había pasado en aquel edificio cuando era adolescente, quién era la mujer de Fulano de tal o cómo estaba funcionando la Trova Rosarina, en una enumeración vertiginosa de la velocidad callejera de una época feliz: “En esa torre vivían dos poetas, / dos pintores, / una literata, / una maestra de plástica, /… Descubrimos cómo vivir en departamentos y disfrutar los espacios / comunes, un lujo, el mundo era ese edificio / … Desde el 11 espiábamos con binoculares a los degenerados cojer / en las barrancas del río, cuando el reinado de España todavía no / había civilizado nuestras márgenes”.

Un registro para los que tenemos más de 45 años es el paso del cometa Halley en el año 1986. Los medios lo habían anunciado y miles de personas compraban telescopios para pasar sus noches en las terrazas contemplando como lo hizo (a lo mejor) Lila con su bisabuela. El recuerdo ingresa en la casa y los registros alteran la memoria de la familia. ¿De verdad pasó esto? ¿Por qué dice aquello? El temor a lo autobiográfico podría comprometer a los que vivieron en familia, pero no será un impedimento para la autora porque arremeterá con interrogantes a futuro: … “Mi bisabuela ha visto el Halley dos veces, la segunda vez fue cuando la / invité a mi terraza para que nos alucinemos juntas. / Perihelio de 1986 / Mi hermana no se acuerda y dice que lo invento todo… / ¿Cómo ser otra cosa todo el tiempo mientras somos esto? / ¿Cómo descansar del trabajo de ser otra? / … Quisiera silencio, al menos un par de horas por la noche / más rigor. / Dispersa la interrupción indolente de mis juventudes”.

En buena parte de la obra se puede escuchar a Lila respirar su estrés y a su cuerpo sacudirse mientras come vitel toné y se pinta las uñas de los pies; padecer la burocracia de organismos públicos, o al jefe que le mira los pies como si fuera a desnudarle el alma. Los malos hombres que pasaron por su vida dejando huellas tan mediocres que no llegarán a la maldad. La distancia entre lo que uno podría ser originariamente como persona y las capas sociales que van imponiéndose a lo largo de los años para crear la confusión de la conducta frente a los demás y disimular que se puede ser uno más. La pampa gringa vista desde arriba de un auto surcando la ruta es un acierto de la maquinaria agrícola, el mercado, la venta del grano al mejor postor, el trabajo y el cereal controlado en una cadena tan extrema que la última sobreviviente de la naturaleza es la lluvia a la que habrá que esperar sí o sí.

Es una enumeración tan certera e imparcial que la poesía aflora en cada verso y se define el tono de Lila, en un libro que todo rosarino como primera instancia debería leer, luego los santafesinos o aquellos que vivan cerca de un río y, sin dudas, aquellos que buscan leer poesía de verdad y de paso conocer por estrofas un río tan vasto como la lectura de Te quiero abrazar mucho.

 

 Escribió para cuidamos tu cabello peluquería & libros, Pablo Bigliardi


Lila Siegrist

Te quiero abrazar mucho

Poesía, Editorial Mansalva

Colección Poesía y Ficción Latinoamericana

Buenos Aires, 2020

https://www.facebook.com/LilaSiegrist

https://www.instagram.com/lilasiegrist/

 https://twitter.com/LilaSiegrist

 

 


jueves, 25 de marzo de 2021

EL UNO BARRA CERO DE DISTANCIA LIBRE

 



Reseña Nº 14 sobre el libro de poemas Larga Distancia, de Verónica Laurino

 

Verónica Laurino lució el 1/0 durante años, tanto en su atuendo como en el cabello. En la escala de colores de tinturas, el uno inicia como el negro en una subida casi en escalera hasta llegar al diez (o el rubio más claro) al que aparentemente Verónica no querría llegar nunca. De un día para el otro la vimos raparse para eliminar el uno e iniciar desde cero el cabello natural. El cero es el número adjudicado a las canas que Verónica luce hoy en mezcla con su tono natural, el cuatro, tres números más arriba. Mantiene su cabello a la altura de los hombros para que el ondeando de sus rulos tomen la distancia justa (o una Larga Distancia) de aquel rapado.

La brushinista Nadia Isasa, que sabe mucho de cabello ondulado, ha mantenido largas charlas con Verónica sobre el tema, en especial sobre su último libro de poemas Larga Distancia, un poemario nacido en plena pandemia: esos libros esperados durante tanto tiempo que arriban en los momentos menos indicados. O no: tal vez la poesía haya acortado las distancias que nos intentan separar hace poco más de un año.

El poemario podría ser un viaje por la autopista, un encuentro imaginario, o una canción. En realidad, podría ser los tres.

Los primeros poemas son un devenir de paisajes externos (e internos), como las imágenes que se suceden por la ventanilla del colectivo en marcha. Aunque las heladas apaguen el verdor de la llanura o tiñan de sepia las fotografías; la vividez del mburucuyá y el aguaribay se asoma de entre los versos. La temperatura del colectivo provoca miedo: asusta la ausencia de un clima real, y entonces sería posible estar en Japón acariciando los durazneros.

En este viaje-poema por la autopista Buenos Aires-Rosario, la naturaleza invade las banquinas pasajeras, interceptadas por cruces, carteles luminosos, gendarmes, vacas... y así pasan los versos, envueltos en falso terciopelo, como el asiento del ómnibus.

Una mujer lee mientras espera que el médico la atienda. "No confío en los médicos" piensa. "Menos mal que está conmigo Virginia" podría pensar. El Diario de una escritora mitiga la incertidumbre, es la misma soledad: llenar los bolsillos de un abrigo con las piedras más hermosas y meterse al río. Todo es un campo gélido.

La guitarra de Violeta cultiva la tierra y augura el final de un camino... ¡maldice tan bien!. Es de admirar ese mal decir, frente al bien decir de estos poemas que interrumpieron la intemperie del encierro prolongado y mostraron a sus lectores que, a pesar de los incendios, la distancia puede ser una ilusión.

 

Larga distancia se presentará el próximo 9 de abril en la Biblioteca Argentina, con cupos limitados e inscripción previa.


Escribió para Cuidamos tu cabello peluquería & libros la brushinista Nadia Isasa




Verónica Laurino

Larga Distancia, Poesía

Editorial Caleta Olivia, 2020

56 páginas

 

domingo, 28 de febrero de 2021

SÓLO DETERMINACIÓN


Reseña Nº 13 sobre la novela Determinación de Pablo Bigliardi




La literatura puede ser como la magdalena de Proust o como la galletita de agua de Saer: puede disparar historias inagotables o puede estancarse en la nada, pasar de largo sin pena ni olvido. La escritura de Bigliardi pertenece, definitivamente, al primer grupo.

La novela es "un cross a la mandíbula". Recurrir a una frase de Arlt no es arbitrario: Determinación tiene de Roberto Arlt esa búsqueda desesperada de respuestas vueltas escritura, historias… literatura al fin. Imprime en quienes leemos la viva noción de prepotencia de trabajo (en este caso, prepotencia de escritura). Una escritura arborescente que avanza, la letra que se abre paso a la fuerza, a los codazos, que entra con furia, con la convicción del que QUIERE, ante todo y solamente, contar una historia.
            Hay en el texto, también, algo de Salvador Benesdra: en cada acto íntimo, reflexivo y mental de Diego Lamas, en la sensación de fondo de caldo podrido en el que todos hervimos lentamente y sin escapatoria, en la aridez de los paisajes (ya marítimos y castrenses). Allí, en esa suerte de monólogo interior filosófico del protagonista de la novela, se nos recuerda, página tras página, el sofocón de la experiencia sin salida.

Un poco muralla kafkiana, que sin ser laberinto nos genera una encerrona surcada por el mar, el buque, la General Paz o los tamariscos. En la historia encontramos un trazado cartográfico de cierto paisaje maldito, anclado en el pasado y, en tales condiciones, instalado en la memoria para siempre. El doble viaje que sugiere Determinación -en espacio y en tiempo- propone a los lectores, amparados en aquel derecho barthesiano de escribir el propio texto, una conexión con la propia experiencia vital que, a la vez que resulta ineludible, resignifica la letra a la que se asiste. Los lugares y los años por los que pasea la narración no pueden resultar indiferentes.

Sin dudas, el tópico de mayor resonancia de la novela es la inocencia: la edad de la inocencia. La infancia y la adolescencia. El corte a guillotina entre lo que solíamos ser y esa suerte de sujetos límbicos en los que nos convierte la pubertad, signado por cierto acontecimiento que suele cambiarnos para siempre (en este caso la vida castrense). Corte que duele y decapita, que desorienta, que angustia, que nos mueve a muchos a leer, a otros a escribir, y a los demás vaya uno a saber a qué cosas. Que tiene doble proyección: pasado- futuro, o mejor, recuerdo-destino. Un filo que corta y deja de aquel lado un momento anhelado de la vida que pasó. Un momento que, por pertenecer al pasado, queda siempre -y para siempre- con cierto estatus mítico en la magnifiscencia de un recuerdo transformador de la experiencia. Un destierro violento de un momento de la vida que parece cada vez más lejos, del que lo único que queda es una foto, similar -sin duda- a la que recibe el protagonista durante su instrucción en la ESMA.

En el Prólogo, Beatriz Vignoli aborda cuestiones de riqueza inagotable tales como la épica, el viaje del héroe, la institución castrense y su función represiva en los sujetos, la construcción de determinada memoria generacional. Todos asuntos que atraviesan la lectura e invaden al lector. Como dice Saer: : “Existe siempre durante el acto de leer un momento, intenso y plácido a la vez, en el que la lectura se trasciende a sí misma, y en el que, por distintos caminos, el lector, descubriéndose en lo que lee, abandona el libro y se queda absorto en la parte ignorada de su propio ser que la lectura le ha revelado: desde cualquier punto, próximo o remoto, del tiempo o del espacio, lo escrito llega para avivar la llamita oscura de algo que, sin él saberlo tal vez, ardía ya en el lector”


Escribió para Cuidamos tu cabello peluquería&libros, la brushinista Nadia Isasa






DETERMINACIÓN

Novela. Narrativa

Editorial El Ombú Bonsai, 2013, 400 páginas

Editorial Último Recurso 2016, 430 páginas





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sábado, 20 de febrero de 2021

EL 8/43 AL MANDO DEL SOL

        EL 8/43 AL MANDO DEL SOL 



 

Reseña Nº 12 sobre el libro Luz Azul, de Beatriz Vignoli

 

El libro de poemas de Beatriz Vignoli, Luz Azul (Bajo la Luna, 2017) se divide en dos partes. La primera lleva el título de tapa: Luz Azul; la segunda, Carne extraña.

A la primera pertenece el poema Dos flores azules, donde la voz propia detalla el mármol, los números y las flores que caracterizan un nombre desaparecido. Frente a una tumba, en la lectura de la inscripción en una lápida, una mezcla de palabras con colores se acerca a la definición de los tonos designados con números como en la carta de colores de la peluquería. Si bien estamos frente a un poema conducente hacia una segunda persona con cierto tinte de lo privado, quizás autobiográfico, en lo cual Cuidamos tu cabello peluquería&libros no debiera inmiscuirse, nos permitimos el libre albedrío en la interpretación de estas estrofas: Nunca te dije que para mí sus números / venían de colores. / Yo los leía al revés: / el doble seis de oro, blanca la o de octubre, / caoba el nueve y el dos azul oscuro”. Traducción para la peluquería: caoba es el número cinco que va al lado de un tono natural, por ejemplo, el 7/5, es rubio-caoba. Una especie de rojo amarronado tal cual se presenta el tronco del árbol de caoba. El “doble seis de oro” es el 6/33, un rubio-oscuro-dorado-doble que intensifica al máximo el oro, como encontrar en medio de un soleado médano egipcio un trozo de oro. Como intentar también desanudar los interrogantes de la muerte.

La luz azul funciona como un corte degradé de capa por capa, que se inicia en la explosión de la bomba atómica del epígrafe con un rojo intenso que tornará a verde y finalmente azul. Esos efectos de bombardeos atómicos y sus consecuencias inquietantes, sensoriales, podrán leerse en varios poemas: la melancolía de la pérdida, imágenes dolientes y los elementos naturales del mundo. Como si las capas del corte degradé quedaran muriéndose en el piso. Por eso la mirada implacable ante el horror pareciera aumentar los colores hasta aplacarlos.

Ese juego de colores continúa en Alba Cobalto, un poema crudo como la carne quemada que asoma en las estrofas de una catástrofe, al amanecer final sobre una batalla de la Primera Guerra Mundial: Si fuese al fin azul feroz cobalto el alba, / si una alegría mineral fosforeciera… / de cascos putrefactos y ectoplasmas… / El corresponsal encontró un muerto por metro. / Y sin embargo el alma, la decimonónica todavía / entre tanta carne trozada incomestible / valsea su vaivén.


Con menos dureza el poema La verdad, se muestra con la implacable sinceridad de un mapa de investigación, de las voces preguntando, las miradas. Debajo del título y entre paréntesis, este poema anuncia Leipzig 1901, en referencia a Paul Schreber, quien gracias a su libro “Memorias de un neurópata” logra salir del manicomio en donde estaba internado. Como si el libro hubiera sido su defensa a la libertad, pero que a su vez, dejó un testimonio anticipatorio para las siguientes generaciones: Cuando todo lo que queda por leer es un mapa / voces que preguntan por la razón de un nombre… / la verdad es una playa distante, la verdad es el hueso sin carne, / es el cuerpo ya sin tiempo y arrojado, / son las cuerdas sin música ni sentido, / la verdad es el cielo quemado.

En Oda al alfarero Winkler, en Carne extraña, llega la esperanza del barro cocido renovándose a diario ante las certeras estrofas: No hay un cuerpo posible / sin un hueco en el centro. La alfarería que luego de ser amasada para dar forma a la vida misma, muere en el piso luego de su uso, pero la reposición constante de la obra del alfarero no cesa: Cántaros donde cabe / la luna llena trae al mundo crudos / Winkler el alfarero…/ Brocados de la roca, / grecas que el tiempo mirará por años / les marca en un instante. Y la esperanza sigue a la renovación: Sólidas ánforas que albergarán lo vivo / el alfarero Winkler multiplica. Mientras / las estrellas claras de sus ojos brillen / habrá, entre nosotros, / la alfarería, el oficio de alfarero.

En una conversación sobre el libro, Beatriz contó que dos poemas, Gualeguay y Rincón, surgen de paseos, de recorridos por territorios en donde habitaron otros poetas. Entre encuentros y festivales de poesía y recorridos de gira por el interior, surge la inspiración ante las charlas con colegas. Productos de experiencias vividas en la patria chica de Juanele Ortiz, Gualeguay, provincia de Entre Ríos. O desde la clara alusión a la ciudad de San José del Rincón, y frente a la casa donde vivió Beatriz Vallejos, surge el poema Rincón. Bella Vista nace de una caminata por el barrio de ese nombre en la ciudad de Rosario. Y de un paseo por el barrio de La Sexta el de Winkler, quien, de paso, es casi vecino de Cuidamos tu cabello peluquería&libros, situada en el contiguo barrio del Abasto también surgen una entrevista, una charla amena y las posibilidades de concretar tanto una oda como una crónica.

Aquí un link de Spotify, para escuchar las voces que leyeron el poema y opinaron sobre Beatriz:

 https://open.spotify.com/episode/3axOdQk3kOJu6GYlk7l3Y4?si=J1GCb0PaTIOmW47W43Iseg&nd=1

 

Beatriz Vignoli y la peluquería se han nutrido de una reciprocidad que comenzó en el 2010, cuando el peluquero buscaba corregir su primera novela. El intercambio de lectura en la clínica de obra, más la peluquería y sus servicios para colorear los cabellos de Beatriz, sirvieron para estimular una amistad creciente. Siete años después, luego de haber pasado por largas reuniones literarias y de haber armado también un grupo de trabajo con otros escritores, teorizaron un largo ensayo, con trabajo de campo incluido, sobre el sueño y su larga ramificación de significados entre lo sobrenatural y lo real. Del trabajo que culminó (no del todo) a fines de 2018, no se ha obtenido una sola palabra escrita, simplemente se soñaron las teorías.

El cabello ondulado de Beatriz es tan dócil que permite cualquier tipo de color. Las propuestas desde Cuidamos tu cabello peluquería&libros, han sido aceptadas sin cuestionamientos. Por lo tanto, las pruebas pasaron desde el 4/51, un castaño natural con ribetes caobas y cenizas que la oscurecieron más de la cuenta hasta el nunca pacifico 8/43, que lleva aplicándose estos últimos cinco años. Es que el ocho es un rubio claro, el cuatro que continúa es cobrizo. Por último, el barra tres, el dorado de los médanos egipcios cuyos efectos del sol pueden hasta encandilar. Una fórmula explosiva de un naranja intenso que suele ser calmado con un 7/35, rubio mediano-dorado-caoba, que por alguna causa de las pigmentaciones a veces inexplicables de mezclas, suele “amarronar” los naranjas excedidos.

Beatriz lleva la cuenta de los veintiún días estimativos en que deberá volver a teñirse. Cuando visita Cuidamos tu cabello peluquería&libros, también revisa las novedades. Escritores de buena parte del país pasan por la peluquería a dejar sus libros, otros los envían desde sus lugares de origen. La revisión de Beatriz consiste en una breve charla con el peluquero para cotejar las novedades sobre los libros que podría llevarse para reseñar en el diario Página 12, en donde trabaja como periodista cultural.

La actualidad los encuentra como un tridente Beatriz-dueño-peluquería, acentuando en desayunos domingueros, cientos de teorías para dilucidar. El grado máximo de amistad se consolidó cuando en Luz Azul, dio cuentas claras del fenómeno de Cuidamos tu cabello peluquería&libros. Fue un día cualquiera de esos en que en la espera de la tintura y la paciencia visual frente al espejo o a un florero, la capacidad de observación hizo de las suyas:

 

Hay cinco flores blancas en medio de todas las palabras,

blancas casi verde silencioso.

Copiado al espejo triangular son diez diamantes

y eso significa.

 

Alrededor sostienen la tarde como pueden,

van soportando el tiempo

con palabras sencillas por donde respira

el aire de los cuerpos.

 

Tratan de olvidarse de la muerte, del sol que resplandece

allá afuera después de la tormenta.

Pero hay un silencio que rompe con todas las cosas.

Cinco flores blancas casi verdes lo recuerdan.

 

 

Escribió para Cuidamos tu cabello peluquería&libros, el coiffeur Pablo Bigliardi

 




Beatriz Vignoli

Luz Azul, poesía, 47 páginas

Bajo la luna, 2017, Buenos Aires

 

 



Las próximas novedades de Beatriz cuyo 2021 promete y mucho para su obra en poesía:

 

Latido de lo unánime, saldrá en La Plata, por editorial Vuelo de Quimera

 Tálamo, se publicará en Buenos Aires, por la editorial Nebliplateada. Con ilustración de tapa por Camila Guerra.