lunes, 15 de febrero de 2021

EL MAGNETISMO DE LOS IONES EN LA MEDIDA SIETE

 EL MAGNETISMO DE LOS IONES EN LA MEDIDA SIETE



Reseña Nº 11 sobre la novela Fuerza magnética de Valentina Vidal

 

Valentina ha probado en su cabello todas las tonalidades que ofrece la carta de colores como el extremo negro, el rubio extra claro y el inevitable rojo-papel glasé entre otros. Ha variado desde el inicial cabello largo en el despunte de la adolescencia hasta llegar al rapado o al límite mismo del lugar común denominado belleza. Ha trabajado en oficinas y clínicas. Tocó el bajo en una banda durante largas noches “puberas”, luego de extensas horas de ensayo. Circunstancias por las que los libros de Valentina, tendrán miles de matices y distintos tonos (sic) de una riqueza que los lectores podrán deducir.

Frente los embates de las furias musicales o adolescentes el cabello de Valentina, soportó como pudo porque es fino y débil. Sus escamas se abren más rápido que lo habitual y se pierden las proteínas y queda expuesto frente al clima, a los champúes salinos, el sol, la vida misma. Suele observarse como imantado porque el espesor es más poroso ante el ambiente por eso absorbe la mayor parte de los iones negativos que carga el aire. Como consecuencia se producirá la famosa electricidad que se pega a los dientes del peine: una fuerza magnética creada por esos iones que se puede aplacar con tratamientos en fusiones líquidas, saludables para el cabello fino.

Lo que no puede tratarse tan fácilmente es el problema de Alina, quien padece una enfermedad grave. Se trata de la empleada de la clínica en donde fue intervenida y una de las heroínas de Fuerza magnética, el último libro de Valentina Vidal. Jimena es amiga, compañera de trabajo, reemplazante del puesto libre que dejó Alina y será la acompañante fiel del proceso de la enfermedad y los tratamientos. Sobrevuela una palabra que no irá a ser nombrada, el padecimiento voraz que come al organismo de Alina, alimentándose sin tomar conciencia de que cuando muera el envase en donde vive, también morirá y toda su existencia invasiva se habrá reducido sólo a un cuerpo.



Entre las primeras páginas la narradora advierte con la frase “negocia con la enfermedad todos los días” y la sugestión podría llevarnos a nuestra biografía como pacientes desconfiando de quien nos atiende, quien nos inyecta, ¿será el medicamento correcto, el más barato? Ojo los hipocondríacos: resultará imposible no pensar en las secretarias, empleados, médicos y enfermeros cuando luego de leer el libro le toque al lector pasar por una clínica y mirarla desde adentro de su auto, de lejos, de reojo, dudando.

Cada capítulo sin numerar está acompañado de un título. Entre palabras cortas y precisas de un tiempo presente en el que la narradora tiene una urgencia por contar, se va informando una serie de sucesos fragmentarios que a su vez tendrán su conexión en los siguientes capítulos. Ante la cantidad de personajes y hechos será inevitable la relectura. Ya con la calma de haber leído de un tirón la novela podrían unirse algunos cabos sueltos que la narradora dejó librado a las insinuaciones.

La clínica parece ser manejada al mejor estilo patrón de campo: el dedo de un personaje tenebroso -aunque algo simpático- denominado “el arquitecto”, determina y ordena el lugar. Dicho personaje, luego de graves desmanejos venderá o traspasará la firma a otro patrón denominado el Oscuro. La circunstancia financiera será más importante que un paciente o los mismos empleados.

La narradora es cada vez más testigo de sus personajes, los que como si hablaran por sí solos comienzan a soltarse y a verse frente al espejo, a interactuar. Jimena no titubea frente al Oscuro y en su ausencia revisará papeles comprometedores. Mientras tanto, mantiene por chat una relación algo histérica con Diego. Ninguno de los dos quiere soltar la cuerda para dar pasos firmes en la relación.

Alina pareciera no tener familia y resuelve sola en el cuarto de la clínica sus asuntos. Jimena acompañará rapándose su largo cabello cuando el cuero cabelludo de Alina no resista los tratamientos. La médica residente vive semanas enteras adentro de la clínica sin reconocer el día de la noche y sin cobrar en tiempo y forma su sueldo. En su más alto grado de estrés se funde en una relación amorosa con la empleada multifunciones de nombre Nadia. Como si el amor pudiera salvar algo o como si todo al fin debiera suceder ahí adentro: comer, dormir, hacer el amor o tratar arbitrariamente a los pacientes que esperan su turno.



Sucesos siempre adentro de la clínica con tantas mujeres que supera en cantidad a los varones. La vida por fuera de la clínica pareciera ser una alternativa aleatoria. Como una idealización de todo aquello que del otro lado de la puerta de salida se mueve y se vive cuando la realidad explota a diario entre quirófanos y mostradores de recepción. Mirko el jefe, Salta el jefe del resonador, el médico acosador, personajes con cargos superiores que no asumen sus responsabilidades. Pero sí las mujeres que pese a todo solucionarán con remiendos las dudas varoniles.

 

Valentina disfruta en la actualidad de un trabajo tranquilo y de sus cabellos calmados en una altura siete. Breve cantidad de reflejos hechos con gorra de látex, que decolorados y enjuagados entre los primeros minutos conforman el tono denominado iluminación. Un tono calmo con un número venturoso. En épocas pasadas de la secundaria se aprobaba a partir del siete. Bajar al seis era desaprobar mucho más que una materia frente a las costumbres del manual aplicado. Por eso la felicidad del número iluminador la lleva Valentina luego de haber experimentado todos los tonos (incluido el seis) en la etapa en la que nos creemos invulnerables, vanguardistas y provocadores. Con esa calma su escritura podría dispararse hacia miles de lugares y aprobaría sus libros con números superadores.

La breve anécdota sobre Fuerza magnética, es que pasa sus días entre los dressoir bajo amenaza de desaparecer de Cuidamos tu cabello peluquería&libros. Alejandrina, una de nuestras asiduas lectoras, quiso llevárselo a su casa. Un libro prestado no debe volver y esa dinámica es habitual, queremos que siga recorriendo la ciudad y no duerma en casa de Alejandrina, que se lo preste a sus parientes o amigas. El compromiso queda liberado tanto para la clienta como para el libro. Ante la insistencia de Alejandrina tuvimos que ser implacables porque el libro de Valentina, se encontraba en proceso de lectura para conformar esta reseña. Por esa razón, se creó una nueva alternativa sobre las que ya ofrece la peluquería: lectura medida. Alejandrina nos visita una vez por semana sólo para leer diez o quince páginas del libro de Valentina. Pero las tentaciones peluqueriles la provocan (como una atracción de fuerza magnética) a la mirada de reojo hacia el sector de lavado de cabezas para la aplicación de una ampolla hidratante o un peinado simple: que la belleza de la lectura se vea adornada del brillo capilar.

Aparte: el libro se encuentra de paseo por la costa en manos de Nadia Isasa, brushinista y colaboradora del blog de Cuidamos tu cabello paluquería&libros. Alejandrina lleva estas últimas dos semanas quejándose porque sólo le faltaban dos capítulos. Tranquila Alejandrina, nuestra brushinista está preparándose con la lectura de Fuerza magnética para embellecer los cabellos de Valentina cuando llegue de visitas a Cuidamos tu cabello peluquería&libros.

 

Escribió para Cuidamos tu cabello peluquería&libros, el coiffeur Pablo Bigliardi

 

VALENTINA VIDAL, FUERZA MAGNÉTICA

Tusquets Editores, Buenos Aires, 2019

Narrativa, 165 páginas

 



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