EL MAGNETISMO DE LOS IONES EN LA MEDIDA SIETE
Reseña Nº 11 sobre la novela Fuerza magnética de Valentina Vidal
Valentina ha probado en su cabello todas las tonalidades que ofrece la carta de colores como el extremo negro, el rubio extra claro y el inevitable rojo-papel glasé entre otros. Ha variado desde el inicial cabello largo en el despunte de la adolescencia hasta llegar al rapado o al límite mismo del lugar común denominado belleza. Ha trabajado en oficinas y clínicas. Tocó el bajo en una banda durante largas noches “puberas”, luego de extensas horas de ensayo. Circunstancias por las que los libros de Valentina, tendrán miles de matices y distintos tonos (sic) de una riqueza que los lectores podrán deducir.
Frente
los embates de las furias musicales o adolescentes el cabello de Valentina, soportó
como pudo porque es fino y débil. Sus escamas se abren más rápido que lo
habitual y se pierden las proteínas y queda expuesto frente al clima, a los
champúes salinos, el sol, la vida misma. Suele observarse como imantado porque
el espesor es más poroso ante el ambiente por eso absorbe la mayor parte de los
iones negativos que carga el aire. Como consecuencia se producirá la famosa
electricidad que se pega a los dientes del peine: una fuerza magnética creada
por esos iones que se puede aplacar con tratamientos en fusiones líquidas, saludables
para el cabello fino.
Lo
que no puede tratarse tan fácilmente es el problema de Alina, quien padece una
enfermedad grave. Se trata de la empleada de la clínica en donde fue
intervenida y una de las heroínas de Fuerza magnética, el último libro de
Valentina Vidal. Jimena es amiga, compañera de trabajo, reemplazante del puesto
libre que dejó Alina y será la acompañante fiel del proceso de la enfermedad y los
tratamientos. Sobrevuela una palabra que no irá a ser nombrada, el padecimiento
voraz que come al organismo de Alina, alimentándose sin tomar conciencia de que
cuando muera el envase en donde vive, también morirá y toda su existencia invasiva
se habrá reducido sólo a un cuerpo.
Entre
las primeras páginas la narradora advierte con la frase “negocia con la
enfermedad todos los días” y la sugestión podría llevarnos a nuestra biografía
como pacientes desconfiando de quien nos atiende, quien nos inyecta, ¿será el
medicamento correcto, el más barato? Ojo los hipocondríacos: resultará
imposible no pensar en las secretarias, empleados, médicos y enfermeros cuando
luego de leer el libro le toque al lector pasar por una clínica y mirarla desde
adentro de su auto, de lejos, de reojo, dudando.
Cada
capítulo sin numerar está acompañado de un título. Entre palabras cortas y
precisas de un tiempo presente en el que la narradora tiene una urgencia por
contar, se va informando una serie de sucesos fragmentarios que a su vez tendrán
su conexión en los siguientes capítulos. Ante la cantidad de personajes y hechos
será inevitable la relectura. Ya con la calma de haber leído de un tirón la
novela podrían unirse algunos cabos sueltos que la narradora dejó librado a las
insinuaciones.
La
clínica parece ser manejada al mejor estilo patrón de campo: el dedo de un personaje tenebroso -aunque
algo simpático- denominado “el arquitecto”, determina y ordena el lugar. Dicho
personaje, luego de graves desmanejos venderá o traspasará la
firma a otro patrón denominado el Oscuro. La circunstancia financiera será más
importante que un paciente o los mismos empleados.
La
narradora es cada vez más testigo de sus personajes, los que como si hablaran
por sí solos comienzan a soltarse y a verse frente al espejo, a interactuar.
Jimena no titubea frente al Oscuro y en su ausencia revisará papeles comprometedores.
Mientras tanto, mantiene por chat una relación algo histérica con Diego.
Ninguno de los dos quiere soltar la cuerda para dar pasos firmes en la
relación.
Alina
pareciera no tener familia y resuelve sola en el cuarto de la clínica sus
asuntos. Jimena acompañará rapándose su largo cabello cuando el cuero cabelludo
de Alina no resista los tratamientos. La médica residente vive semanas enteras
adentro de la clínica sin reconocer el día de la noche y sin cobrar en tiempo y
forma su sueldo. En su más alto grado de estrés se funde en una relación
amorosa con la empleada multifunciones de nombre Nadia. Como si el amor pudiera
salvar algo o como si todo al fin debiera suceder ahí adentro: comer, dormir,
hacer el amor o tratar arbitrariamente a los pacientes que esperan su turno.
Sucesos
siempre adentro de la clínica con tantas mujeres que supera en cantidad a los
varones. La vida por fuera de la clínica pareciera ser una alternativa
aleatoria. Como una idealización de todo aquello que del otro lado de la puerta
de salida se mueve y se vive cuando la realidad explota a diario entre
quirófanos y mostradores de recepción. Mirko el jefe, Salta el jefe del
resonador, el médico acosador, personajes con cargos superiores que no asumen
sus responsabilidades. Pero sí las mujeres que pese a todo solucionarán con
remiendos las dudas varoniles.
Valentina disfruta en la actualidad de un trabajo
tranquilo y de sus cabellos calmados en una altura siete. Breve cantidad de
reflejos hechos con gorra de látex, que decolorados y enjuagados entre los
primeros minutos conforman el tono denominado iluminación. Un tono calmo con un
número venturoso. En épocas pasadas de la secundaria se aprobaba a partir del
siete. Bajar al seis era desaprobar mucho más que una materia frente a las
costumbres del manual aplicado. Por eso la felicidad del número iluminador la
lleva Valentina luego de haber experimentado todos los tonos (incluido el seis)
en la etapa en la que nos creemos invulnerables, vanguardistas y provocadores.
Con esa calma su escritura podría dispararse hacia miles de lugares y aprobaría
sus libros con números superadores.
La breve anécdota sobre Fuerza magnética, es que pasa
sus días entre los dressoir bajo amenaza de desaparecer de Cuidamos tu cabello
peluquería&libros. Alejandrina, una de nuestras asiduas lectoras, quiso
llevárselo a su casa. Un libro prestado no debe volver y esa dinámica es
habitual, queremos que siga recorriendo la ciudad y no duerma en casa de Alejandrina,
que se lo preste a sus parientes o amigas. El compromiso queda liberado tanto
para la clienta como para el libro. Ante la insistencia de Alejandrina tuvimos
que ser implacables porque el libro de Valentina, se encontraba en proceso de
lectura para conformar esta reseña. Por esa razón, se creó una nueva
alternativa sobre las que ya ofrece la peluquería: lectura medida. Alejandrina nos
visita una vez por semana sólo para leer diez o quince páginas del libro de
Valentina. Pero las tentaciones peluqueriles la provocan (como una atracción de
fuerza magnética) a la mirada de reojo hacia el sector de lavado de cabezas
para la aplicación de una ampolla hidratante o un peinado simple: que la
belleza de la lectura se vea adornada del brillo capilar.
Aparte: el libro se encuentra de paseo por la costa
en manos de Nadia Isasa, brushinista y colaboradora del blog de Cuidamos tu
cabello paluquería&libros. Alejandrina lleva estas últimas dos semanas quejándose
porque sólo le faltaban dos capítulos. Tranquila Alejandrina, nuestra
brushinista está preparándose con la lectura de Fuerza magnética para embellecer
los cabellos de Valentina cuando llegue de visitas a Cuidamos tu cabello
peluquería&libros.
Escribió para Cuidamos tu cabello peluquería&libros, el coiffeur Pablo Bigliardi
VALENTINA VIDAL, FUERZA MAGNÉTICA
Tusquets Editores, Buenos Aires, 2019
Narrativa, 165
páginas
Podés seguirla en Facebook: https://www.instagram.com/valenvdl/?hl=es-la
O en Instagram: https://www.facebook.com/vidalvalentina
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